No existe un estilo de mando ideal, pero lo que sí es importante es que reflexionemos acerca de nuestro estilo propio y que no nos dejemos llevar por nuestros automatismos. Que elijamos activamente el estilo que queremos adoptar. Desde BHConsulting ofrecemos formación para empresas específica para ayudar a mejorar a los managers en su liderazgo. A continuación os definimos algunos de los estilos de mando más comunes:
Estilo de mando autoritario
- Consecuencias positivas: Las responsabilidades quedan muy definidas. Sistema que funciona con rapidez.
- Consecuencias negativas: No se crea equipo y el clima laboral se deteriora. El manager siempre está saturado de trabajo.
Estilo de mando vendedor
- Consecuencias positivas: Puede estimular la participación del equipo. Rapidez en la toma de decisiones.
- Consecuencias negativas: El personal puede llegar a sentirse manipulado, puede percibirse un doble juego en las acciones del jefe. No se consigue que el equipo madure, trabajando con rapidez.
Estilo de mando consultivo
- Consecuencias positivas: Crea atmósfera de colaboración y comunicación. Hay un alto nivel de aportación y participación. Hay un control del proceso aceptado.
- Consecuencias negativas: Logros supeditados a la capacidad del equipo. Requiere tiempo en informar y recoger opiniones. Lentitud en la toma de decisiones.
Estilo de mando democrático
- Consecuencias positivas: Estimula la participación del equipo. El grupo asume la responsabilidad de la decisión. Los fallos del jefe no afectan a la buena marcha del trabajo. El grupo se siente unido al jefe.
- Consecuencias negativas: Hay riesgo si falta capacidad en el equipo. La responsabilidad queda diluida. Requiere tiempo en informar y lograr la participación de equipo.
Ahora bien, esto no significa que todo manager tenga un único estilo. Es más, en nuestras formaciones en empresas, se pone de manifiesto a menudo que a veces es necesario adoptar uno u otro estilo en función del subordinado o de las circunstancias.
Lo cierto es que sí existe un factor que se demuestra determinante a la hora de obtener un equilibrio óptimo entre rendimiento y clima laboral: la percepción del manager como justo. Como justo a la hora de otorgar críticas y halagos. Si sé que mi superior sólo me corregirá cuando haya errado y que si acierto me reforzará, sabré a qué atenerme. Y esto significa tener sensación de control, un factor determinante para reducir el estrés.